jueves, 28 de mayo de 2009


Hay días en que soy un color durante todo el día. Otros tan sólo soy un color por la mañana y luego soy otro por la tarde y me fundo en otro por la noche. En algunos, puedo serlos todos a la vez, unidos.
Hay días en que no hay ningun color para mí...nadie me lo da.
Hay días en que soy sonrisas y lágrimas juntas.
Otros en los que tan sólo soy sonrisas y otros en los que sólo me inundan lágrimas. Y los mas desesperantes son cuándo no hay ninguno de los dos.

A veces soy un conjunto de sentimientos y a veces no soy ni uno sólo. A veces soy todas las palabras con sus definiciones de diccionario y a veces, por triste que suene, no tengo una definicion y ni tan sólo una palabra que me describa.

Lo más extraño de todo esto es que de todas esas cosas la mayoría de veces soy la última. Soy el no hay motivo, no hay color, no hay ni lágrimas ni sonrisas, no hay sentimientos ni palabras para mi. Soy una más...nada especial para nadie.

Por supuesto que todos tenemos esos días en que no somos nada ni para nosotros mismos ni para nadie, que llegamos a sentirnos tan vacíos y fríos que sientes cómo lo que no existe se congela a tu alrededor, pero el problema es que yo soy el contrario, soy "ese de vez en cuando" convertido en rutina. Sí, exacto vacía y sola.
Simplemente es que no llego ni a ser la letra N de la palabra Nada.

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